Eres un docente emocionalmente inteligente si…

Dentro del crecimiento personal de cualquier persona, de cualquier docente hay que valorar las competencias emocionales que tiene cada uno y que se podrían clasificar de la siguiente manera: conciencia emocionalcapacidad de autocontrolautonomía personal y capacidad para relacionarse con otras personas.
Cada una de estas competencias son clave para la vida y, cómo no, para dar lo mejor de ti en las aulas. Así que espero que las características de lo que se considera una persona emocionalmente inteligente te sirvan como punto de partida para reflexionar sobre tu día a día en el aula.
¿Listo para emociones fuertes? ¿Preparado para conocer si eres un docente emocionalmente inteligente? Entonces, sin más demora, zarpamos…

Cómo saber si eres un docente emocionalmente inteligente.

Entrar en un aula no sólo es entrar en un mundo de conocimientos. Entrar en un aula también supone adentrarse en un complejo mundo de emociones. De ahí que tomar conciencia de tu propia competencia emocional es clave para saber gestionar con éxito tu comportamiento, tu relación con los alumnos y la manera consciente con que tomas decisiones.
Ante este reto creo que te servirá de mucha ayuda este sencillo pero a la vez eficaz cuestionario de Travis Bradberry.

Cualidades de una persona emocionalmente inteligente.

1. Vocabulario emocional.
Dentro de la competencia emocional relacionada con la conciencia emocional es clave el conocimiento de uno mismo, la empatía hacia el otro y, cómo no, el dominio de lo que se podría denominar un vocabulario emocional.
El vocabulario emocional te permitirá poner en palabras aquello que te pasa a ti y al otro, y eso te ayudará a tomar plena conciencia de ti mismo y conocer mejor a los demás. Porque no es lo mismo estar triste que estar compungido, melancólico o abatido, por poner algún ejemplo. 
Aquí tienes esta infografía para aprender a decir que no sin sentirte culpable:

2. Mostrar interés por las personas.
Para ser un docente emocionalmente inteligente debes sentir curiosidad por la gente que te rodea, en tu caso debes manifestar interés por tus alumnos. De ahí que sea clave que mantengas con ellos una relación centrada en la empatía, en la escucha empática para ser capaz de ponerse en su piel.
3. Aceptar los cambios.
Sin flexibilidad no hay cambio. Sin flexibilidad no se puede ser emocionalmente inteligente. ¿Por qué? Porque el cambio pone a prueba a las personas, porque las hace experimentar una emoción tan básica como el miedo. Vivir el miedo de un cambio es tomar plena conciencia de lo que uno es y de lo que uno hace.
En este sentido, la superación del miedo estaría muy ligada a la competencia de la autonomía personal y en la toma de decisiones.
Si quieres saber cómo se toma una decisión importante en cinco pasos te remito a la lectura del siguiente artículo.
4. Conocer tus virtudes y defectos.
Ser una persona emocionalmente inteligente pasa por ser una persona emocionalmente consciente de aquello en lo que eres realmente bueno y aquello en lo que necesitas simplemente mejorar.
Como docente es fundamental conocer qué se te da bien en el aula y qué no.  Y saberlo te permitirá explotar tus virtudes y saber pedir ayuda en aquello en lo que ves un amplio margen de mejora.
5. Saber juzgar adecuadamente a las personas.
Siempre he tenido la sensación de que la palabra ‘juzgar‘ viene acompañada de una connotación negativa. Es por ello que a mí me gusta usar la palabra ‘leer‘ para referirme a la opinión que tengo de una persona con la que me relaciono. Y para una buena lectura es esencial mantener con tus alumnos una actitud empática.
Descubre qué es el mapa de la empatía en el siguiente artículo.
6. Ser inmune a la ofensa.
A las personas emocionalmente inteligentes no se les ofende fácilmente. ¿Por qué? Porque tienen una gran autoestima y una gran seguridad sobre sí mismas. Es más, su alto grado de autoestima hace que se puedan reír de sí mismas.
Si quieres trabajar con tus alumnos la autoestima puede llevar a cabo esta  efectiva dinámica de grupo.
7. Saber decir que no.
Hay que aprender a decir que no a uno mismo y a los demás. El saber decir que no es una parte fundamental de una correcta autonomía emocional porque en ese NO te demuestras a ti mismo tu capacidad de autocontrol.
8. Saber distanciarse de los errores.
Para ser en muchas ocasiones hay que hacer. Y el hacer está indisolublemente ligado al error. Al error, no al fracaso. Ser emocionalmente inteligente implica ser capaz de distinguir, precisamente, entre el error y el fracaso. De lo que se trata es de vivir el error como un proceso más para cualquier aprendizaje. Si se enfoca de esta manera, siempre existirá margen para la mejora.
Sobre cómo premiar el error ante la intervención de un alumno, te recomiendo la lectura de este artículo.
9. Practicar la excelencia.
¿Por qué obsesionarte en ser perfecto cuando de lo que se trata es de buscar ala excelencia en lo que eres, haces, transmites y enseñas? La persona emocionalmente inteligente es aquello que tiene plena conciencia de que la perfección no existe. Ni existe ni tampoco interesa. De lo que se trata es de perseguir la excelencia que parte de la plena conciencia en un proceso de aprendizaje.
Fíjate en este extraordinario ejercicio de excelencia educativa. ¡Te va a encantar!

10. Valorar lo que uno tiene.
Ser consciente de lo que uno tiene, ser agradecido por lo que uno posee es otra de las claves que definen a una persona emocionalmente competente. Porque valorar lo que se tiene no convierte a una persona en alguien conformista. No. Valorar o que uno tiene convierte a una persona en una persona feliz y le ayuda a bajar su nivel de estrés.
11. Bloquear los pensamientos tóxicos.
Una de las claves para una correcta inteligencia emocional es saber separar los pensamientos de los hechos. Esta separación lo que facilita es tener una mayor perspectiva de lo que te rodea. Esa perspectiva es lo que permite ver qué emociones negativas acechan y combatirlas para que no acaben apoderándose de ti.
Descubre las 15 emociones tóxicas que te impiden ser feliz en este artículo.
12. Crear felicidad.
He dejado esta cualidad para el final porque me parece esencial para ser, para convertir en una persona emocionalmente inteligente. Porque la felicidad en muchas ocasiones se reduce a no permitir que ni tú ni los otros te invadan de emociones tóxicas. La inteligencia emocional para por una fortaleza emocional.
Ser fuerte emocionalmente para ser capaz de generar y dar felicidad a los demás. Porque ser feliz no es un estado. Ser feliz es un deber. Así que nunca, nunca dejes que nadie limite o coarte tu alegría.

Docente emocionalmente inteligente. A modo de conclusión.

Si has llegado hasta aquí te habrás dado cuenta de que para convertirte en una persona emocionalmente competente es imprescindible el dominio de las cuatro competencias emocionales que he citado anteriormente: conciencia emocional, autocontrol, autonomía emocional y capacidad de relacionarse con otras personas.
Si has llegado hasta aquí seguro que en cada uno de los ítems que he comentado guardan una relación directa con el aula y con la relación que tienes contigo mismo y con tus alumnos.
Porque el crecimiento personal pasa por conocerte, por conocer a los que te rodean. Y ese conocimiento es la vida y en esa vida, tanto dentro como fuera del aula, tienes el deber no sólo de ser feliz, sino de hacer feliz a tus alumnos, hacer feliz a los que te rodean y que tanto te importan.
Porque ser feliz no es un estado. Ser feliz es un deber"
Sólo se domina una emoción cuando se entiende y se es capaz de definirla"

Fuente: http://justificaturespuesta.com/

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