Tutoría: El secreto del camarero
El capítulo del libro
del que surge este extracto es “El Secreto del Camarero” y relata uno de los
momentos más especiales que vive la protagonista, Ariadna, perdida en “El
Laberinto de la Felicidad”.
Dice así:
Con la lección aprendida sobre los obstáculos reales y postizos, Ariadna golpeó
el muro con las palmas de las manos hasta derribar una columna de ladrillos. Se
había abierto una brecha suficientemente ancha para que pudiera pasar al otro
lado, donde para su sorpresa encontró la calle donde había dormido tres días
atrás.
Al pasar nuevamente junto al CAFÉ DEL LABERINTO, recordó que
el camarero le había prometido explicarle cuál es el sentido de la vida.
Ariadna se sentó en el único taburete vacío junto a la barra
y se sorprendió al encontrar ante sí las tres tazas vacías, como la primera vez
que había entrado en el café. Eso la convenció de que la estaban esperando.
El camarero confirmó esa certeza al dirigirse hacia ella muy
risueño y decir:
-Bueno, ¿qué desea la señora?
-Ya lo sabe: vengo a que me explique cuál es el sentido de
la vida.
-Eso haré. Pero no olvide que el sentido de la vida es diferente
para cada persona y es usted misma quien debe descubrirlo. Yo sólo puedo
contarle lo que he descubierto después de trabajar cuarenta años como camarero.
Ariadna contempló expectante las tres tazas vacías mientras
el hombre se ponía bien la armilla antes de iniciar, feliz y sonriente, su
explicación:
-He calculado que el contacto de un camarero con cada
cliente que pide un café no supera de media un minuto escaso. Es el tiempo que
suman el saludo y la pregunta: “¿qué desea tomar?”, lo que te pide el cliente,
cuando pones la taza sobre la mesa, la hora de pasar la cuenta y la despedida
cuando se marcha. Son muchos momentos diferentes, pero el verdadero contacto
entre el camarero y el cliente no supera en conjunto el minuto.
-¿Y qué significa eso?
-¡Significa que es una oportunidad! Independientemente de la
calidad del café, que es lo de menos, en ese minuto el camarero tiene ante sí
tres opciones o, mejor dicho, tres posibles resultados que dependen de su
actitud.
Tras decir eso, el camarero hizo una breve pausa para buscar
las palabras más adecuadas. Luego explicó:
-En ese minuto puedes conseguir que la persona se marche
peor de lo que ha llegado, si eres grosero. O bien puede irse igual que ha
venido, si le tratas con indiferencia. Pero también tienes la oportunidad de
que salga del café mejor de lo que ha entrado, si le regalas un poco de
amabilidad.
-¿Y eso es todo? -dijo Ariadna sin ocultar su decepción-
Pero ¿qué tiene que ver eso con el sentido de la vida?
-¡Este ES justamente el SENTIDO DE LA VIDA!, y no sólo para
los camareros. Todos tenemos cada día decenas de pequeños y grandes contactos
con los demás. Nuestro reto es conseguir el tercer resultado: que su vida sea
un poco mejor después de estar con nosotros. ¡Ese es el desafío, el premio
gordo de cada encuentro!
Al escuchar esto, Ariadna se quedó muy pensativa. El
camarero entonces le guiñó el ojo y se despidió así:
-Y ahora debo irme: tenemos muchas vidas que mejorar.
«El laberinto de la felicidad» Álex Rovira y Francesc Miralles.
La mayor muestra de grandeza de un ser humano se observa en su sencillez, en su
humildad, en su calidez, en su amabilidad, en su ternura, en la capacidad de
mejorar el momento presente del otro desde la entrega que busca regalar una
pizca de alegría a quien tenemos enfrente. Porque en efecto, tenemos
muchas vidas que mejorar, empezando con la propia y la de quienes tenemos
cerca.
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