Tomás Moro, Utopía

Utopía es una obra de Tomas Moro que imagina una República en la que todos sus habitantes han alcanzado la felicidad. La obra es una crítica al orden social establecido en la Europa de la época, basado en la propiedad privada y la desigualdad. Moro propone un sistema político alternativo, en el que todo es común y nadie carece de nada, pero que no admite la revolución ni la disidencia. Utopía es una ficción que invita a la esperanza y el cambio.

Utopía

Tomás Moro publicó su más famosa obra literaria, que rompió diversos paradigmas de la época, en 1516. El trabajo fue adorado tanto por los académicos que favorecían el sistema humanista como por los servidores públicos.

La selección del nombre de la isla surgió de un juego de palabras entre “ou – topos”, que en griego quiere decir “ningún lugar” y “eu – topos”, cuyo significado es “buen lugar”.

En consecuencia, el ambiente era ficticio y, precisamente, eso le dio al autor la libertad suficiente para abordar los problemas sociales de forma franca.

En esta sociedad se regía por un sistema comunista, republicano y democrático. En lugar de seguir los designios de un autócrata el intelecto y el buen juicio.

También resaltó el hecho de que existiera la libertad de credo, que a los ojos europeos era entendido como paganismo. Planteaba la diferencia central con las instituciones medievales cristianas que estaban en decadencia.

Además, tomaba una diferente aproximación acerca de la naturaleza humana que la planteada por otros filósofos como Maquiavelo. Moro abordó la supresión del mal en los hombres gracias a las libertades dentro del sistema de gobierno y el dominio de la razón.



También entre 1513 y 1518 estuvo trabajando en la Historia del rey Ricardo III, pero Moro no concluyó esta obra.

Filosofía

El pensamiento de Tomás Moro es expresado con mayor intensidad en su obra Utopía. Abordó una de las principales trabas que afrontaba su sociedad para salir adelante, esta era el hecho de que la política y la moral habían tomado caminos separados.

Una de las consecuencias inmediatas de la corrupción de los gobiernos era que ese mismo mal pasaba a otras áreas de gran importancia como la economía y la sociedad en general.

Los poderosos y millonarios mantenían secuestrado el sistema legal con lo que perpetuaban y concentraban su poder.
Moro fue suficientemente inteligente como para no manifestar sus razonamientos en un contexto histórico y enmarcado en la geopolítica de su tiempo, sino en la ficción. Si sus ideas florecían en una isla que nunca existiría no podría ganar enemistades.






Sir Thomas More

Tomás Moro (1478 – 1535), de nombre original Thomas More, fue un filósofo, estadista, abogado y escritor nacido en Inglaterra. Es famoso por haber sido uno de los cancilleres de Enrique VIII y gran opositor a la corriente protestante, lo que le ganó un puesto como santo de la Iglesia católica.

Estudió en la Universidad de Oxford, luego se preparó para desempeñarse como abogado, carrera en la que tuvo un destino brillante. Aunque escogió la vida civil y se consagró al servicio público, su vocación religiosa estuvo latente desde muy temprano.

La filosofía de Moro quedó plasmada en una de sus obras más importantes: Utopía. El impacto que tuvo este libro en el mundo de la filosofía, especialmente la política, fue inmenso pues planteó el gobierno de un Estado ficticio guiado por la moral y la razón.

Entró al Parlamento en 1504, pero no congenió con Enrique VII, quien regía la nación en ese momento. Por eso decidió separarse de la vida pública hasta que este soberano murió y su joven hijo fue coronado.

Desde 1510 Tomás Moro se desempeñó como subprefecto de Londres. Siete años más tarde entró al servicio de Enrique Tudor, el octavo de su nombre en gobernar Inglaterra.

A esa administración Moro sirvió en primer lugar como diplomático y luego como la mano derecha del monarca, al ser su secretario.

Recibió su nombramiento como caballero en 1521 y un tiempo después comenzó a servir como canciller de Lancaster. En 1529 Moro obtuvo, finalmente, el cargo de lord canciller por la gracia del rey Enrique VIII.

Defensa del catolicismo

Desde esa época comenzó a mostrar su desacuerdo y férreo rechazo por los planteamientos de Martín Lutero, quien pretendía quebrar el orden de la Iglesia católica y sus autoridades en Roma.

Así comenzó la estrepitosa separación entre Moro y el soberano inglés. El filósofo y canciller no apoyó la idea de Enrique VIII de rechazar el dogma católico e instalarse a la cabeza de la jerarquía eclesiástica en su nación.


Tampoco apoyó el divorcio entre Enrique Tudor y Catalina de Aragón, que fue uno de los elementos que impulsó es cisma británico de la iglesia continental. Tomás Moro no realizó el juramento a favor de la supremacía del monarca y de su nueva línea dinástica.

Él mismo decidió separarse de su cargo como canciller, pero eso no fue suficiente para contener la ira de Enrique. Tomás Moro fue juzgado como traidor y como condena obtuvo la ejecución.

Biografía 

Primeros años

Tomás Moro nació el 7 de febrero de 1478 en la ciudad de Londres, Inglaterra. Fue el segundo hijo y el primer varón del matrimonio entre Agnes Graunger y Sir John Moro, un abogado exitoso que luego fue nombrado juez.

El pequeño recibió sus primeras letras en una de las escuelas más prestigiosas de la ciudad, St. Anthony.

La casa de More en Londres. Fuente: The original uploader was Mistvan de Wikipedia en inglés., CC BY-SA 3.0 <http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/>, via Wikimedia Commons

Estuvo durante un corto período en dicha institución, su vida cambió de rumbo cuando su padre le encontró acomodo como paje en la casa del arzobispo de Canterbury, John Morton.

Cuando Tomás Moro entró a las órdenes de Morton en 1490, contaba con 12 años. En ese momento el arzobispo también era canciller de Inglaterra.

Dos años más tarde Moro consiguió ingresar en la Universidad de Oxford. Fue el mismo Morton el que le ayudó a conseguir esa plaza, puesto que había quedado gratamente sorprendido por las cualidades del joven.

Durante el resto de su vida Morton continuó siendo una figura muy importante para Moro quien lo tomó como un modelo a seguir, a pesar de que falleció en 1500.

Educación

No se sabe si Tomás Moro formó parte del St. Mary Hall o del Canterbury College. Algunos de sus docentes en la universidad fueron Thomas Linacre que era médico y académico, así mismo recibió lecciones de William Grocyn, especialista en la enseñanza del griego.

Fue en esa institución donde Moro se alimentó de la corriente intelectual conocida como el humanismo, que dominaba el currículo académico de la época. También en estos años aprendió tanto griego como latín.

La estadía de Moro en Oxford fue corta, solo pasó dos años dentro del alumnado. Eso se debió principalmente a la presión que ejerció su padre para que siguiera su ejemplo y se convirtiera en abogado.

Aunque el joven Tomás no estaba de acuerdo, se trasladó a comenzar su preparación en el New Inn. Todos los litigantes ingleses pertenecían a los “Inn of Court”, una suerte de asociaciones de abogados.

En ese momento el nombre hacía alusión directa a las posadas en las que se alojaban los profesionales del derecho y donde ejercían las actividades legales. Los jóvenes se formaban en esas posadas mirando las actuaciones de los “barristers”.

En 1496 Tomás Moro ingresó en Lincoln’s Inn, una de las más importantes posadas de la época y se recibió como barrister en 1501.

Vocación religiosa y civil

Antes de contraer matrimonio y asentarse como un hombre de familia, Tomás Moro se mudó a las cabañas de huéspedes de Charterhouse. Este era un importante monasterio regido por los hermanos cartujos y allí se dedicaba a realizar con ellos ejercicios espirituales.

Escultura de Tomás Moro. Fuente: Ramon FVelasquez, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons

Tras probar su vocación, Moro prefirió continuar con su vida como civil ya que supo que su deseo de formar una familia era más intenso que el de recluirse en un monasterio. Consideró que podía alcanzar un equilibrio entre sus inclinaciones religiosas y su vida tanto profesional como familiar.

Inicios profesionales

Tomás Moro comenzó a obtener renombre como abogado y en 1504 fue seleccionado como miembro del Parlamento inglés como representante de Great Yarmouth.

En ese mismo período tuvo su primer choque con la autoridad real, puesto que Enrique VII había solicitado con insistencia que se le aprobara un subsidio retroactivo para reponer los fondos que había gastado en la boda de su hija.

Se sabe que Moro tuvo un activo rol en que la petición del rey Enrique VII fuese rechazada por el Parlamento. Desde entonces la corona quedó en malos términos con Tomás Moro y este prefirió dedicarse a actividades privadas y mantener un perfil bajo en la política nacional.

Familia

A medida que su nombre hizo relevante en las esferas profesionales y políticas, Tomás Moro también encontró el amor en una joven llamada Jane Colt. La pareja se casó en 1505 y se establecieron en Old Barge, Bucklersbury.

Para Moro fue una prioridad poder darle a su esposa  una instrucción más profunda de la que se le había proporcionado. Hizo énfasis en materias como literatura y música, que consideraba importantes para estimular el intelecto.

Los Moro tuvieron cuatro hijos entre el año de su unión y la muerte de Jane en 1511. Los nombres de sus descendientes fueron: Margaret, Elizabeth, Cicely y John, llamado como el padre de Tomás.

Tomás More y su familia

A pesar de que no fue bien visto, Tomás Moro tomó la decisión de contraer matrimonio nuevamente tan solo días después de la muerte de Jane. El asunto fue tan delicado que hubo de procurarse un permiso especial de la Iglesia.

Su nueva esposa era una viuda llamada Alice Middleton, ella tenía una hija y no concibió durante su enlace con Moro. Era siete años mayor que su esposo y también era una mujer muy adinerada.

Además de hacerse cargo de los cuatro hijos de Moro y la niña de Alice, el matrimonio tomó la custodia de dos niñas más: Anne Cresacre, que luego se casó con John Moro y Margaret Giggs.

Entrada en la política

Desde 1510 Tomás Moro había sido seleccionado como representante de Londres al Parlamento. Además, se desempeñaba como subprefecto de la capital inglesa, en ese puesto tenía como principales deberes presidir la corte local y brindar asesoría legal a otros funcionarios.

Eso lo mantenía sumamente ocupado, por lo que se piensa que tras la muerte de su esposa, la única solución posible para mantener el orden fue escoger pronto a su nueva compañera. De ese modo no perdió el control dentro de su hogar, sin descuidar su trabajo.

Algo que se ha celebrado de Tomás Moro fue su insistencia, contra lo acostumbrado, de proporcionar educación tanto a sus hijas como al varón. Entre todas, destacó Margareth, que era muy dada con los idiomas.

El ejemplo de los Moro fue emulado por diferentes casas que inspiradas por los resultados le procuraron educación apropiada a sus hijas.

En 1514 Moro consiguió el cargo de maestro de solicitudes, un año más tarde entró de lleno al servicio de Enrique VIII y fue abriendo su espacio dentro del Consejo Privado del monarca británico.

Diplomático

Una de los primeros encargos que se le legó a Tomás Moro fue un viaje a Brujas como miembro de la delegación diplomática inglesa junto con Cuthbert Tunstall y otros. La misión tenía como fin renegociar algunos acuerdos comerciales entre Inglaterra y Holanda.

Moro parecía el enviado ideal, puesto que estaba bien versado en derecho mercantil ya que había trabajado de cerca con las compañías londinenses. Además, representaba los intereses de la ciudad a la que debía su lealtad.

Aunque las negociaciones se detuvieron en julio, Moro decidió permanecer en el continente durante varios meses más.

Mosaico donde se retrata a Tomás Moro

En este período comenzó a escribir Utopía, una de sus obras más relevantes, cargada de crítica social y sarcasmo al retratar la sociedad europea con todas sus fallas. Durante su travesía cruzó su camino con el de su amigo Erasmo de Rotterdam.

Ambos se conocieron en Inglaterra en 1499 y desde entonces se volvieron muy cercanos, parece que Erasmo no dominaba el idioma inglés, por lo que las comunicaciones entre ambos se daban en latín.

Eran tan unidos que Erasmo, incluso, contaba con una habitación en la casa de Moro a la que solía acudir por temporadas para visitar Inglaterra.

Cuando Moro estuvo iniciando su redacción de Utopía conoció a otros amigos de Erasmo en el continente como Jerónimo de Busleyden y Pieter Gillis.

Al servicio del rey

En 1518 se confirmó la posición de Tomás Moro como miembro del Consejo Privado del rey Enrique VIII. La selección de este académico para ocupar un puesto dentro de la corte estuvo favorecida por su fama como intelectual, que le haría bien al gobierno del joven monarca.

Utilizó su puesto como consejero para impulsar importantes reformas educativas en Inglaterra, con lo que favoreció el estudio de los clásicos griegos y las propuestas planteadas por Erasmo de Rotterdam.

También Moro se desempeñó como secretario real hasta 1525 y era el principal enlace entre el cardenal Wolsey y el monarca inglés. Entre otras de sus obligaciones estuvo la de diplomático y orador designado por la corona.

Desde 1520 hasta el siguiente año, Tomás Moro estuvo en las conversaciones que se celebraron entre Carlos V y los mercantes de Hansa.

El rey lo honró en 1521 al otorgarle el título de caballero, en esa misma época Moro colaboró con la redacción del trabajo de Enrique VIII titulado Defensa de los siete sacramentos. Con ese escrito el rey inglés recibió del papa el título de “Defensor de la fe”.

Moro fue seleccionado como speaker of the Commons en 1523. El año que siguió las universidades aprovecharon que un humanista estaba relacionado directamente con el gobierno y se incluyeron entre sus prioridades.

Estudio para el retrato de familia de Tomás Moro

Entonces las autoridades académicas designaron como mayordomo superior de la Universidad de Oxford. Esto fue emulado tiempo más tarde, en 1525 por la Universidad de Cambridge.

Cancillería

Desde 1525 Tomás Moro pasó a ser el canciller del ducado de Lancaster. También en estas fechas se le encargó la tarea de refutar los textos bíblicos traducidos a las lenguas comunes y tomó como misión oponerse a las pretensiones reformadoras o protestantes.

Finalmente, logró ocupar el cargo de lord canciller en 1529; en ese momento tomó el puesto que había sido del cardenal Wolsey. Tampoco cumplió las expectativas que su predecesor había creado en el rey, de hecho, ni siquiera las apoyaba.

Pero Moro no dejó que eso se interpusiera en su gestión, ya que desde el principio se tomaron medidas beneficiosas para Enrique VIII. Así mismo se conformó el Parlamento de la Reforma, que estuvo sesionando durante siete años.

En 1531 fue el mismo Moro quien se encargó de hacer público el apoyo que habían manifestado diferentes universidades europeas acerca de la tesis con la que Enrique VIII justificaba la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón.

El Parlamento aprobó el divorcio y le retiró a María sus derechos sucesorales. Así mismo, aceptaron la nueva unión del rey con Ana Bolena y se comenzó a hacer referencia al papa como el “obispo de Roma”.

Ruptura con el gobierno

El movimiento inglés de separación con la Iglesia católica estuvo guiado, más que por diferencias religiosas reales, por el nacionalismo. Los británicos rechazaban la injerencia de Francia y España, que dominaban las acciones de Roma.

A pesar de eso Moro estaba muy apegado a las tradiciones eclesiásticas y no consentía un cambio tan drástico en el dogma religioso.

La popularidad y el cariño del pueblo inglés por los Tudor fue muy importante durante el cisma que se produjo en tiempos de Enrique VIII. A eso se agrega que en realidad la división era conveniente tanto para los civiles como para el bajo clero.

Las islas británicas estaban separadas en geografía, lengua, cultura e intereses económicos del continente. Todos esos elementos se unieron para que el cambio social se volviera mucho más digerible en el momento para los habitantes de Inglaterra.

Para Tomás Moro resultó imposible jurar su reconocimiento de la supremacía de Enrique, porque no estaba dispuesto a abandonar su fe, ni a la autoridad del papa. Por eso decidió presentar su renuncia a la Cancillería en mayo de 1532.

Sin embargo, Enrique VIII todavía seguía manteniéndolo como un colaborador cercano. Un año más tarde, Moro resolvió que no presentarse a la coronación de Ana Bolena y con esa falta despertó la ira del soberano inglés y selló su destino.

Últimos años

Encuentro de Tomás Moro con su hija tras su sentencia de muerte

Aunque en privado Tomás Moro le envió a Enrique VIII sus felicitaciones, así como sus mejores deseos, no fue suficiente. Pronto comenzaron a aparecer cargos contra el ex canciller, el primero fue por soborno, pero pronto se desmintió.

Luego fue acusado de traición por un vínculo con Elizabeth Barton, quien había afirmado que con el nuevo matrimonio el rey había “dañado su alma”. También se comprobó que Moro había recomendado a Barton que no repitiera eso a nadie.

En marzo de 1534 debía prestarse el Juramento de Sucesión, en el que se ratificaba la lealtad a la nueva línea de herederos a la corona inglesa y Moro no quiso tomarlo.

Posteriormente argumentó que no tenía problemas con la nueva sucesión, pero si lo aceptaba públicamente debía aceptar de igual modo el planteamiento concerniente a la autoridad del papa.

Prisión

Tomás Moro fue capturado por las autoridades reales el 17 de abril de 1534 y fue llevado a la Torre de Londres. Mientras estuvo recluido allí, Tomás Cromwell lo visitó en varias oportunidades, pero Moro no estaba dispuesto a sacrificar sus creencias, ni siquiera por su lealtad al rey.

Dejó en claro que su reclusión no le disgustaba en absoluto y que si hubiese podido, lo hubiese hecho antes de forma voluntaria. Explicó que solo lo ataban al mundo sus responsabilidades como padre de familia.

Los cargos que se levantaron en su contra fueron, en primer lugar: silencio malicioso, por no prestar juramento de la supremacía del rey sobre el papa.

A esta acusación se le sumó el de conspiración maliciosa, por su supuesta alianza con el obispo John Fisher. Se dijo que ambos habían afirmado que el Parlamento no tenía la autoridad para decidir si el monarca tenía mayor legitimidad sobre la fe que el papa.

Sentencia

El juicio contra Tomás Moro se realizó el 1° de julio de 1535. El acusado se defendió con el argumento de que nunca había traicionado al rey, puesto que no afirmó ni negó nada con respecto a la supremacía del soberano y en consecuencia aceptaba la premisa por no oponerse.

Luego apareció un testigo, Richard Rich, quien nunca había estado en buenos términos con Moro y afirmó que había escuchado de los labios del ex canciller que el rey no era la legítima cabeza de la Iglesia.

Varios testigos más negaron las declaraciones de Rich, incluyendo al mismo Tomás Moro. Pero nada de eso logró cambiar el veredicto que lo declaró culpable de alta traición. Después, el mismo Moro decidió aclarar su posición en la que afirmaba que los hombres temporales no pueden dirigir la Iglesia.

En primera instancia fue condenado al castigo clásico para los individuos que no eran de familias aristócratas, es decir, sería ahorcado, arrastrado y descuartizado. El rey Enrique VIII no consintió esto y conmutó la pena por decapitación.

Muerte

La decapitación de Tomás Moro, 1870

Tomás Moro fue ejecutado el 6 de julio de 1535 en la capital de Inglaterra. Con sus últimas palabras dejó en claro que siempre había prestado un leal servicio al rey, pero que Dios ocupaba el escaño más alto en sus prioridades.

Su cabeza fue puesta en una estaca, mientras que su cuerpo obtuvo sepultura en la capilla de la Torre de Londres conocida como St. Peter ad Vincula.

La única familiar presente en ese momento fue su hija adoptiva Margareth, que salvó su cabeza y la introdujo en su panteón familiar en Canterbury.

Su muerte fue un duro golpe para los académicos y humanistas de la época, especialmente para su amigo Erasmo de Rotterdam.

Características

En este Estado ficticio el gobierno era republicano y democrático, como el de los griegos en su mejor momento. Para Moro el país ideal estaba regido por la razón, más que por el poder económico y la tradición divina.

Todo este modelo está basado en la bondad interior que este humanista le atribuya a los hombres (al menos dentro de la obra).

Es una consecuencia razonable que todo lo planteado en Utopía es irrealizable en la realidad, porque las características de sus habitantes no son de este mundo. Queda la opción abierta para cuestionar si el ideal de Moro podría tener lugar en el prometido reino de los cielos.

También aborda el trabajo repartido entre los miembros de la comunidad, con horarios determinados. Otro punto de gran relevancia es la idea del matrimonio para los clérigos y la igualdad de género.

Esta visión que plantea una suerte de comunismo fue fundamental para teóricos como Karl Marx. Pero muchos han afirmado que las ideas de las que Moro hace gala en la obra no se tratan sino de una sátira y por eso Moro escogió tantos juegos de palabras cargados de sarcasmo.

Contrastes

En su vida, las ideas que Moro puso en práctica no se correspondían con lo que había expresado en su Utopía. Algunos piensan que aplicó el modelo propuesto por Walter Hilton en el que se explica que puede existir un equilibro entre la cultura y la vida espiritual.

Para Hilton la religión, la academia y la vida civil pueden encontrarse en un punto y generar grandes beneficios al colectivo si se emplea esta combinación para efectuar cambios reales a través del gobierno.

Ejemplo de eso son los subsidios que recibió la corona inglesa gracias a la intervención de Tomás Moro como canciller.

Del mismo modo, defendió la tradición al apegarse al canon católico hasta sus últimos momentos y con eso defendió el orden social y religioso que muchos pensaron que Moro había criticado con su obra.

Otros aportes

Estatua de Tomás Moro en la Chelsea Old Church. Fuente: Edwardx, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons

Su más grande acción fue la reforma educativa, puesto que defendió el humanismo y su enseñanza. Abogó por que se propagara por las universidades inglesas el estudio del griego y de sus obras más importantes.

También consideró que la aproximación de los estudiantes a las fuentes históricas podían dar una visión más amplia de los problemas contemporáneos. Eso conducía a un mejor análisis de las Escrituras Sagradas y a una comprensión acertada de la realidad de la sociedad renacentista.

También generó un gran impacto social con el ejemplo que impuso él mismo: la educación femenina. Las hijas de Moro fueron educadas en una pequeña escuela que este mandó a instalar dentro de su casa, allí también se instruyó su único hijo varón.

Fue partidario de enseñar a mujeres y hombres con la misma complejidad, además de impartir las mismas materias. Gracias a los excelentes resultados que obtuvo, las otras familias de buena posición social en Inglaterra comenzaron a educar a sus hijas.


Obras

– A Merry Jest, c. 1516.

– Utopía, 1516.

– Poemas Latinos (Latin Poems), 1518 – 1520.

– Carta a Brixius (Letter to Brixius), 1520.

– Respuesta a Lutero (Responsio ad Lutherum), 1523.

– Un diálogo concerniente a las herejías (A Dialogue Concerning Heresies), 1529 – 1530.

– Suplica de las almas (Supplication of Souls), 1529.

– Carta contra Frith (Letter Against Frith), 1532.

– La confutación de la respuesta de Tyndale (The Confutation of Tyndale’s Answer), 1532 – 1533

– Apología (Apology), 1533.

– Debellation of Salem and Bizance, 1533.

– La respuesta a un libro envenenado (The Answer to a Poisoned Book), 1533.

Otros trabajos

– La historia del rey Ricardo III (The History of King Richard III), escrito entre 1513 – 1518.

– Las últimas cuatro cosas (The Four Last Things), compuesto cerca de 1522.

– Un diálogo de fortaleza contra la tribulación (A Dialogue of Comfort Against Tribulation), 1534.

– Tratado sobre la pasión de Cristo (Treatise Upon the Passion), 1534.

– Tratado sobre el Cuerpo Santo (Treatise on the Blessed Body), 1535.

– Instrucciones y oraciones (Instructions and Prayers), 1535.

– La agonía de Cristo (De Tristitia Christi), 1535

Frases

– “No debes abandonar el barco durante una tormenta porque no puedes controlar el viento. Lo que no puedes convertir en bueno, al menos debes volverlo lo menos malo que puedas”.

– “Nunca pretendo, siendo Dios mi buen Señor, atar mi alma a la espalda de otro hombre, ni siquiera a la del mejor hombre vivo que conozco: porque sé que a dónde podría llevarla”.

– “Muero siendo un buen servidor del rey, pero primero de Dios”.

– “Mi caso fue tal en este asunto a través de la claridad de mi propia consciencia, que a pesar de que pueda sentir dolor no sufriré daño alguno, puesto que en este caso un hombre puede perder su cabeza y no recibir daños”.

– “Lo que se retrasa no se evita”.

– “No he visto nunca a un tonto que no se creyera sabio. Si un tonto se percibe a sí mismo como tonto, ese punto no es una locura, sino una pequeña chispa de inteligencia”.


FUENTE: https://www.lifeder.com/tomas-moro/

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