F.O.P.P.: Formación y orientación personal y profesional en 4º ESO
3. Autoestima y autoconfianza
Victoria y Patricia eran dos de mis alumnas de 4º de la ESO que estaban teniendo algunos problemas para aprobar y tenían algo de miedo a participar en clase y salir a la pizarra. Al acabar el primer trimestre, algunos profesores le indicaron los errores que debían ser corregidos para poder aprobar el curso.
Patricia se veía muy inferior a sus compañeros, sobre todo en matemáticas e historia, ya que consideraba que no tenía las habilidades necesarias. Le daba vergüenza preguntar sus dudas y hablar en público por lo que simplemente se quedaba callada en clase. Patricia se veía incapaz de hacer lo que le pedían, así que simplemente abandonó.
Victoria, sin embargo, optó por centrarse en sí misma sin mirar a sus compañeros. Sabía que tenía dificultades en historia y matemáticas, pero pensó que con trabajo y esfuerzo todo se podía conseguir. Dejó de lado su miedo y empezó a preguntar todas sus dudas y pidió ayuda a algunos compañeros. Celebraba cada pequeño progreso y no se preocupaba cuando cometía algunos errores. Victoria confiaba en sí misma y por eso no dejó de luchar. Finalmente aprobó 4º de ESO, luego el bachillerato y hoy está en la universidad.
Todos tenemos un concepto de nosotros mismos: nuestro físico, nuestra inteligencia, nuestra personalidad. Todo ello forma el autoconcepto. Así, tenemos una autoestima alta cuando estamos contentos con nosotros mismos (con nuestro autoconcepto), y una autoestima baja cuando no lo estamos.
La AUTOESTIMA es la valoración, positiva o negativa, que una persona hace de sí misma en función de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Es una valoración que hacemos de nosotros mismos como personas.
Además de desarrollar la autoestima (valorarse positivamente), también es importante la autoconfianza (creer en nosotros).
La AUTOCONFIANZA es la capacidad de creer en nosotros mismos y en nuestras habilidades, para ser capaces de superar los obstáculos y conseguir lo que nos proponemos.
La falta de autoestima y de autoconfianza puede hacer que tengamos una imagen negativa de nosotros y que dudemos de nuestras propias habilidades. Eso puede hace que no nos atrevamos con actividades para los que en realidad sí que estamos capacitados, o que nos bloqueemos cuando nos encontramos con un obstáculo.
• ¿Cómo podemos mejorar nuestra autoestima y autoconfianza?
1. Encuentra el origen de tu baja autoestima. La mayoría de problemas de autoestima vienen de malas experiencias pasadas. Pregúntate cuál es el origen de tus miedos. ¿Por qué me da miedo salir a la pizarra? Por si me equivoco. ¿Por qué me da miedo equivocarme? Por si se ríen de mí. ¿por qué me da miedo que se rían de mí? Porque de pequeño me equivoqué una vez y se rieron mucho. ¡Perfecto! Ya tenemos el origen. Pero si te das cuenta, ahora en clase todos nos equivocamos y nos reímos continuamente y no pasa nada. ¡A los 5 minutos será otro al que le pase y tampoco le pasará nada!
2. Identifica tus fortalezas. Descubre tus puntos fuertes y acepta los posibles defectos que tienes sin machacarte por ellos, intentando corregirlos en la medida de lo posible. Pero, sobre todo, sé consciente de tus puntos fuertes y trata de fortalecerlos.
3. Perdónate a ti mismo. Todos cometemos errores y debemos aprender a perdonarnos por ellos, en lugar de criticarnos continuamente. Si cometemos un error, el primer paso es ser consciente de ello y el segundo aceptarlo. El paso final es aprender del error para no volver a cometerlo. Todos somos humanos.
4. Céntrate en lo positivo. A veces nos centramos únicamente en una o dos cosas negativas cuando tenemos muchísimas cosas positivas que podemos valorar. Una vez, un compañero mío hizo una encuesta entre sus alumnos para que le valoraran como profesor. Todos sus alumnos le querían y le dieron comentarios positivos. Todos, excepto uno, que le criticó por una serie de razones. Durante días mi compañero se martirizó por esa única crítica. ¿Y si se hubiera centrado en que todos los demás le adoraban?
4. Haz ejercicio. Hacer deporte incrementa la autoestima y la autoconfianza (20-30 minutos al día son suficientes). ¡Muévete!
5. No te compares con nadie. No tiene sentido compararse con otras personas o que nos sintamos inferiores a otros. Tampoco lo tiene el sentirse superior. Todos tenemos algo en lo que somos mejores y algo en lo que somos peores. Le preguntaron a Rafa Nadal si al final de su carrera se estaba centrando en ganar más Grand Slams que su rival Djokovic. La respuesta de Nadal fue brillante – Mi objetivo es ganar porque es para lo que juego, pero no juego para ganar más que alguien.
6. ¡Actúa! El principal enemigo de la autoestima es no hacer nada. Pregúntate a ti mismo ¿qué es lo peor que me podría pasar? Lo curioso de la autoestima es que no depende del resultado de tus actos. Depende de que actúes. La autoestima aumenta cuando te enfrentas a las circunstancias, y disminuye cuando las evitas. Así de fácil.
Entonces, ¿por qué es importante la autoestima y la autoconfianza?
La autoestima y autoconfianza es una de las principales habilidades que debemos desarrollar para sacar partido a nuestro potencial. Si nos valoramos positivamente seremos capaces de luchar por nuestras metas y conseguirlas.
4. ¿Qué es el pensamiento crítico?
El PENSAMIENTO CRÍTICO es la capacidad para analizar con objetividad los hechos o los razonamientos, sin ser influido por las opiniones de otros. Se trata de sacar tus propias conclusiones, no las que te impongan los demás.
No debemos confundir el pensamiento crítico con criticar a otras personas.
• ¿Cómo podemos mejorar nuestro pensamiento crítico?
1. Mantén la mente abierta. Hay que aceptar que para una misma cuestión puede haber diferentes puntos de vista al nuestro. Aquellos que no tienen pensamiento crítico tienden a pensar que están en posesión de la verdad absoluta y, aunque no sean expertos en un tema determinado, se lanzan a defender sus ideas. Para desarrollar el pensamiento crítico escucha otros puntos de vista y otras opiniones, ya que es una muestra de respeto hacia el otro y hace que nos replanteemos si puede haber otras alternativas.
Por ejemplo, cuando escucho a mis amigos y amigas hablar de problemas que han tenido con su pareja, siempre es la otra persona la que la ha actuado mal y ellos nunca son los culpables de nada. Antes de sacar tus propias conclusiones, recuerda que en toda historia siempre hay dos versiones.
“El lobo siempre será el malo, si solo escuchamos a caperucita”.
2. Cuestiona todo. No todo lo que escuchamos es cierto, por muy convencida que parezca la persona que nos da la información. Cuando detectes una información que no puedas comprobar con hechos, plantéate que puede que no sea cierto.
Una vez, Abraham Lincoln presentó el siguiente acertijo “si dices que la cola de un perro es una pata, entonces, ¿cuántas patas tiene un perro en total?” Él mismo respondía a dicho acertijo. El perro sigue teniendo 4 patas, que una persona diga que una cola es una pata, no la convierte en una.
3. Investiga para tener tu propio criterio. Cuando no tenemos claro qué datos son ciertos o la manera de actuar ante un problema, debemos investigar, y buscar todo tipo de argumentos y opiniones con los que construir nuestro propio criterio.
Por ejemplo, mi madre a menudo ve en redes sociales una noticia escandalosa y rápidamente la pasa al grupo de la familia. En ese momento mi hermana hace una búsqueda de google y comprueba que es una noticia falsa. Antes de compartir, hay que investigar.
4. Evalúa de donde viene la información. Estamos bombardeados de información que nos llega continuamente, especialmente por internet y las redes sociales, y a veces es complicado saber si algo es verdad o es mentira.
Por eso, cuando te encuentres con una nueva información, pregúntate lo siguiente:
- ¿Se trata de una opinión o son hechos demostrables que podría comprobar?
- ¿La persona que informa tiene la adecuada formación o experiencia?
- ¿Tiene algún motivo para dar una información inexacta? ¿Puede que le beneficie?
5. Analiza la relevancia de los argumentos o datos. Para desarrollar el pensamiento crítico es importante saber analizar si los argumentos de una persona son relevantes a la hora de defender su punto de vista.
Francis Bacon, creador del método científico, escribió acerca de un hombre que acudió a la iglesia. Allí el sacerdote le hablaba de la importancia de ser creyente, y para demostrarlo su argumento fue mostrarle un cuadro de marineros que había sobrevivido al naufragio, según él, gracias a ser creyentes. Entonces, Francis Bacon se giró y preguntó - ¿Dónde está el cuadro de los marineros que se ahogaron a pesar de ser creyentes? -
Así, puede que ser creyente sea muy importante, pero el hecho de un grupo de marineros creyentes se salvara de un naufragio no es un argumento válido para defender el punto de vista.
Reconocer los prejuicios del pensamiento. En ocasiones tenemos una serie de prejuicios que influyen en nuestra manera de pensar. Como pensadores críticos debemos deshacernos de los prejuicios que tenemos.
Mantente humilde en tus opiniones. Es imposible saberlo todo y puede que haya algunas cosas que se nos escapen o desconozcamos. Cuando las personas se plantean que pueden estar equivocados, buscan otras alternativas que les ayuden mejor a solucionar sus problemas.
Recuerda el chiste de la persona que va en un coche y escucha en la radio - “hay un loco conduciendo en sentido contrario por la avenida principal” -, la persona mira por la ventanilla y exclama: - “¿Un loco? ¡Pero si todos van en sentido contrario!”-.
¿Por qué es importante el pensamiento crítico?
Tener pensamiento crítico nos ayuda a nuestro desarrollo personal ya que nos permite construir nuestro propio punto de vista, además de argumentos válidos para llegar a conclusiones correctas sin ser influidos por los demás. Esto se traduce en la mejora de tu capacidad para resolver problemas y tomar buenas decisiones basadas en datos ya argumentos sólidos.
7. ¿Qué es la resiliencia?
Todos pasamos por momentos difíciles: enfermedades, divorcio de nuestros padres, muerte de alguna persona querida, rupturas con parejas, suspensos, etc.
La RESILIENCIA es la capacidad para superar la adversidad, pero no solo eso. También es la habilidad de soportar situaciones límite, de readaptarnos y transformar esas situaciones en desafíos de los que salir aún más reforzados que antes. La resiliencia define nuestra capacidad para volver a levantarnos y la determinación para perseguir los objetivos que nos proponemos.
De esta manera, las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Con solo 25 años Joanne Rowling, pasó por una serie de dificultades en la vida. Su madre murió, por lo que decidió marchase a Portugal para trabajar de profesora de inglés. Allí conoció a un chico con el que empezó una relación. A los pocos meses se quedó embarazada, pero sufrió un aborto espontáneo. Si perder a su madre y luego a un niño no era ya suficiente, este aborto natural le llevó a graves problemas con su pareja. Finalmente, después de otro embarazo tuvieron una niña, pero los problemas con su pareja se incrementaron, llegando incluso a maltratos físicos por parte de él.
Rowling decidió dejar todo en Portugal y marcharse a Reino Unido, llevándose solo a su hija y unos pocos capítulos de una historia que empezaba a escribir “Harry Potter y la piedra filosofal”. Se encontró sola en otra ciudad, sin trabajo y sin ingresos y teniendo que vivir de lo que le daban en la beneficencia. La situación era tan mala que los médicos le diagnosticaron una depresión severa. Rowling incluso se planteó suicidarse. ¿Recuerdas los dementores de la saga? Son seres que se alimentan de la paz, la alegría y la esperanza de sus víctimas, representan a la depresión. Pero como Harry con su varita, podemos luchar contra ellos.
La resiliencia consiste readaptarse y transformarse si algo va mal. Decidió que había que mirar hacia delante y se puso a escribir hasta que acabo su primer libro de la saga de Harry Potter. Lo envió a doce editoriales distintas ¡12! Y todas y cada una de ellas le rechazaron. No pasa nada, hemos dicho que resiliencia consiste en superar la adversidad y no darse por vencida. Un año después un editor aceptaba su libro y lo publicaba. El resto es historia, Rowling se convirtió en la mujer más rica del Reino Unido y una de las escritoras con mayor fama a nivel mundial.
La próxima vez que tengas un grave problema piensa en Rowling y como convirtió una situación límite en donde no tenía recursos en una oportunidad de tener tiempo libre para escribir. A veces la vida no es fácil y no puedo controlar lo que me pasa, pero si como enfoco lo que me pasa. El 10% de mi felicidad dependen de las cosas que me pasan y el 90% de cómo las enfoco. “Mi enfoque determina mi realidad”
• ¿Cómo desarrollar la resiliencia?
1. Relativiza. Muchas veces magnificamos nuestras reacciones y eso aumenta la intensidad de nuestras emociones. A veces, cuando pasa algo malo lo tomamos como si fuera el fin del mundo. Muchas veces es mejor parar y pensar “si mi amigo tuviera este problema, ¿qué es lo que diría?”. Seguro que no que es el fin del mundo.
2. Convierte algo negativo en algo positivo o en lecciones. Siempre hay que intentar convertir algo negativo en positivo. Incluso cuando me pasa algo malo puedo sacar algo bueno o convertirlo en una lección para el futuro.
Mi amiga Marina decidió estudiar Matemáticas, una carrera que no le gustaba demasiado, pero mucha gente le había insistido en que tenía “muchas salidas”. A mitad del primer año Marina se dio cuenta que no estaba nada interesada en la carrera y decidió abandonar. Muchas personas se hubieran centrado en su error y lamentado de que “había perdido un año”. No fue el caso de Marina. Aprovechó lo que quedaba de año para estudiar inglés y sacarse un título oficial. Además, el error le hizo aprender una lección “no te dediques a algo que no te gusta”. Marina decidió estudiar una carrera que le gustaba, economía. Al acabar, mucha gente le recomendó dedicarse a la banca, donde podía ganar mucho dinero. Pero Marina había aprendido la lección, decidió dedicarse a lo que de verdad le gustaba, ser profesora. Hoy “Economarina” es el referente de miles de alumnos.
3. Acepta que las cosas no siempre serán como tú quieras. Hay que entender que en la vida las cosas no siempre van a ser como yo quiero. A veces no puedo controlar la situación, pero sí como me lo tomo. Por ejemplo, en el año 2021 mis alumnos Mario y Carlos repitieron curso. Mario se lo tomó fatal y todo el año siguiente se lo pasó lamentándose por no poder pasar de curso y no se relacionó con nadie de la clase. Pasó un año fatal. Carlos, llegó a la conclusión de que había repetido y ya no podía hacer nada. Al año siguiente se centró en estudiar para que no volviera a pasar y disfruto de un gran año con sus compañeros. Tu enfoque determina tu realidad.
4. Céntrate en la solución y no en el problema. Utiliza tu energía para centrarte en lo que sí puedes hacer. Fíjate en el caso de Rowling, en lugar de centrarse en el problema del maltrato se centró en la solución, que podía huir a Reino Unido. En lugar de centrarse en el problema de que no tenía trabajo se centró en la solución, podía escribir un libro y venderlo a las editoriales.
5. Comparte tus emociones y pide ayuda si es necesario. Compartir con los demás tus emociones siempre es bueno y todos podemos sentirnos mal en algún momento. No te guardes las cosas, si lo estás pasando mal háblalo con familiares o amigos. Verás como ves las cosas de otra manera
10. ¿Qué es la misión personal?
La MISIÓN PERSONAL es una declaración (una frase o varias) sobre la persona en la cual nos queremos convertir. Representa todas las metas que esperamos alcanzar en todas las facetas de nuestra vida.
Una buena misión personal tiene en cuenta nuestros sueños, formas de pensar, intereses, personalidad y valores. A su vez, también incluye la familia, los amigos, el trabajo etc. y con el entorno. La misión personal nos ayuda a tener claro lo que queremos conseguir en la vida y nos servirá para darle sentido a todo lo que hacemos día a día recordando cuales son nuestras motivaciones principales.
• ¿Cómo puedo elaborar mi misión personal?
Elaborar la misión personal puede llevar un tiempo, pero para empezar podemos seguir unos pasos. Los pasos son los siguientes:
1. Haz una descripción de ti mismo: tu personalidad, tus valores, tus habilidades y las cosas que te gusta hacer.
- Personalidad. Lo que hemos visto en cuanto a la personalidad se puede resumir en una pregunta ¿quién eres y quién te gustaría ser? (recuerda los 5 rasgos de la personalidad)
- Valores. Los valores son aquello importante para mí. Si no se me ocurre ninguno, puedo pensar en una persona famosa y ver que valores admiro de él.
- Mis gustos. Es aquello que disfruto haciendo. Para identificarlos pensar en cosas con las que se me pasa el tiempo volando.
- Las habilidades. Es todo aquello que se me da bien. Para averiguar mis habilidades puedo preguntar a mis amigos, pensar en mis gustos, ver qué me piden consejo.
2. Establecimiento de prioridades y metas a largo plazo.
Una vez hecha la descripción hay que establecer las prioridades y metas a largo plazo.
- Prioridades. Mis prioridades me dicen qué es lo más importante en mi vida, aquello que está por delante de lo demás Debemos preguntarnos ¿qué es lo más importante para mí? ¿qué quiero conseguir? Recuerda que ya lo vimos en la actividad 1. Un error común es establecer solo metas relacionadas con el trabajo o el estudio. Aquí debemos incluir todas las facetas de la vida: familia, amigos, desarrollo personal etc.
- Metas a largo plazo. Una vez que sé mis prioridades, debería establecer que metas a largo plazo busco en esas prioridades. Las metas son aquello que queremos conseguir, teniendo en cuenta
nuestras prioridades. Recuerda que las metas a largo plazo se centran en resultados y no actividades. ¿Qué es lo quiero conseguir en cada una de las facetas de mi vida? Es importante tener en cuenta que estas metas a largo plazo deben involucran la personalidad, los valores, las habilidades y los gustos.
Por ejemplo, puedo establecer que mis prioridades son 4: mis estudios, mi equipo de fútbol en el que juego, mis amigos, y mi familia. Y luego para cada una de ellas puedo establecer una meta a largo plazo:
- Prioridad familia - > Meta a largo plazo: ayudar en lo que pueda a mis padres y hermanos.
- Prioridad amigos - > Meta a largo plazo: estar ahí siempre que lo necesiten
- Prioridad estudios - > Meta a largo plazo: aprobar el instituto
- Prioridad equipo fútbol - > Meta a largo plazo: mejorar mi juego y mi estado físico.
Fíjate como estas metas a largo plazo se centran en el resultado no en la actividad. Al partir de nuestras prioridades, nuestros valores, gustos etc, nos damos cuenta que nuestras metas a largo plazo son muy diferentes a las antes habíamos pensado. Al identificar lo que más nos importa en nuestras vidas, lo que realmente queremos ser y hacer, nuestro pensamiento empieza a ir más allá del día de hoy y el día de mañana.
3. Elaboración de mi misión personal.
Para elaborar la misión personal es importante partir nuestras metas a largo plazo. Estas identifican el lugar en el que uno quiere estar, y mientras tanto ayuda a determinar dónde se encuentra uno. Proporciona información importante sobre cómo llegar, y nos dice que hemos llegado, cuando llega el momento.
Una vez que tienes todas tus metas a largo plazo es cuando ya puedes crear tu primera misión personal. Para redactarla, podemos hacer uso de varias frases, cada una de ellas representando la meta a largo plazo a la que queremos llegar. Y recuerda que, para que esta sea realmente efectiva, es interesante que la pongamos por escrito y que podamos recurrir a ella de manera fácil.
Hay que tomarse nuestro tiempo para detectarla. Una de las personas que más ha escrito sobre misión personal es Victor Frankl que decía que no inventamos, sino que detectamos nuestra misión personal.
Además, hay que tener en cuenta que nuestra misión personal la tendremos que ir cambiando con los años a medida que nuestras prioridades cambian. Cuando nos convertimos en padres, de repente una nueva prioridad aparece en nuestra vida: mi hijo. De la misma manera al pasar de estudiante a trabajador, la prioridad de mis estudios dejará a paso a mi prioridad de mi trabajo.
Puede que hoy una de mis prioridades para mi desarrollo personal sea mejorar mi físico, pero puede que en el futuro quiera simplemente cuidarlo y mantenerlo.
• Ejecución de la misión personal.
En el año 2021 me propuse una meta: grabar todos y cada uno de los vídeos de todas las clases de economía de 1º y 2º de bachillerato, además de la antigua asignatura de 4º de ESO. Para ello, me marqué un calendario de tareas que tenía que realizar todos los días. La organización del tiempo era clave, ya que en apenas 10 meses quería grabar casi 400 vídeos, y todo ello mientras seguía dando clases toda la mañana como profesor. ¿Conseguí mi meta? Sí que lo hice, en mi canal de econosublime podrás disfrutar de todos y cada uno de esos vídeos ¿Podemos decir que mi ejecución fue exitosa? Sí y no. Sí, porque fue un considerable logro el hecho de poder preparar, grabar y editar todos los vídeos de todas las clases en tres materias distintas en solo 10 meses. Y no, porque organizar el tiempo no se debe centrar en únicamente en conseguir tus objetivos de trabajo. Mi horario llegaba a implicar un trabajo de más de 12 horas diarias, lo que no dejaba espacio para cuidar mi salud y mis relaciones personales. En esos 10 meses, engordé 15 kilos de peso, y deterioré varias relaciones con algunas personas.
Las prioridades y las metas a largo plazo nos permiten saber hacia dónde nos queremos dirigir y elaborar nuestra misión personal. Una vez establecida, llega el momento de la ejecución de la misión personal, es decir los pasos que debemos llevar a cabo para conseguir dicha misión. Para ello, debemos otros realizar dos pasos (los 4 y 5)
4. Selección de metas a corto plazo. Una vez establecidas mis metas a largo plazo, el siguiente paso es seleccionar las metas a corto plazo que quiero conseguir para poder cumplir con mis prioridades. Una buena estrategia es establecer metas para los siguientes 7 días. Por ejemplo, para mi meta de aprobar el instituto, mis metas de la semana pueden ser estudiar para el examen de historia y realizar las actividades del resto de asignaturas. Para mi meta de mejorar mi físico, mi meta de la semana puede ser salir a correr. Para mi meta de estar ahí para mis amigos, puedo quedar con mi amiga Noelia que lo está pasando mal y necesita mi apoyo. Para mi meta de ayudar a mi familia, mi meta puede ser ayudar a mi madre que me pidió que le enseñara a usar un nuevo aparato que ha comprado.
Las metas a corto plazo, a diferencia de las que son a largo plazo, sí se centran en actividades concretas.
5. Organización temporal de tus metas. Una vez que tengo claras mis prioridades en la vida y las metas para la semana llega el momento de la organización temporal. Puedo establecer diferentes tareas que debo realizar por días e incluso horas. Por ejemplo, si mi examen de historia es el miércoles, puedo reservar dos horas de estudio para el lunes y otras dos para el martes. Para salir a correr y así mejorar mi estado físico puedo dedicar una hora el lunes, otra el miércoles y otra el viernes. Puedo quedar con mi amiga Noelia el jueves por la tarde, estando más relajado después del examen. Y puedo ayudar a mi madre el fin de semana, cuando ella también está menos atareada.
Si nos damos cuenta, el hecho de tener claras mis prioridades y mis metas a largo plazo me ayuda a seleccionar mis metas de la semana, y tener claras las metas de la semana me permite distribuir las diferentes tareas que tengo realizar.
Además, dentro mi horario es interesante que deje tiempo para el ocio. Ver Netflix, Tik Tok o jugar a la play no son prioridades en mi vida, pero son cosas que me gusta hacer, con lo que está bien que dentro de mi horario haya huecos libres. Estos huecos también son interesantes por si surgen imprevistos.
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