Pau Gasol, inspiración
Es normal tener noches malas, perder partidos
y cometer errores, porque todos somos humanos,
pero lo importante es saber levantarse lo más rápido posible.
PAU GASOL
#2. Vivir y trabajar con deportividad / Sportsmanship in life and work
El término “deportividad” se refiere, según el diccionario de la RAE, a «un proceder que se ajusta a las normas de corrección y respeto propias del deporte». Me gusta esta definición porque sitúa el deporte en la categoría de ejemplo a seguir. Por supuesto, hay quien practica deporte sin atender a esos nobles valores. Pero la simple existencia de esta palabra es una forma de decir que, sin ellos, no somos realmente deportistas aunque tengamos cierta habilidad física o técnica para su práctica.
¿Y qué valores son esos sin los cuales nadie debería considerarse un deportista? La constancia, la disciplina, el respeto, el trabajo en equipo, la competitividad, el afán de superación y el saber ganar y perder son, para mí, algunos de los imprescindibles.
Dentro del terreno de juego es obligatorio que todos los tengamos muy presentes. ¿Y qué ocurre cuando nos encontramos fuera de él? Creo que el deporte nos inculca esos hábitos y después somos capaces de llevarlos a otras facetas de nuestra vida. El deporte es un gran maestro, y las personas con las que nos cruzamos (entrenadores, compañeros…) son más importantes de lo que creemos para nuestro futuro, aunque en el momento no los apreciemos como deberíamos.
Ese es uno de los grandes consejos que suele enfatizar mi buen amigo Santiago Álvarez de Mon: “solo tienes que trasladar todas esas lecciones aprendidas y principios al resto de tu vida”.
Por supuesto, hay algunas actitudes que es mejor que se queden en la pista. Por ejemplo, en el deporte profesional hay que mostrar en la cancha un enorme espíritu competitivo con una actitud de confianza muy alta en tu convicción de ganar a tu rival... que en ocasiones puede percibirse como arrogante. Fuera de la pista, ya sin esa necesidad, no debemos tener ese nivel de competitividad, pretendiendo ganar en cualquier situación en la que nos encontremos, ya sea una conversación con un amigo, con nuestra pareja o con un compañero de trabajo. Para ganar un partido decisivo podemos necesitar cierta dosis de soberbia, pero ese sentimiento se puede volver en nuestra contra si lo trasladamos a otros contextos de nuestra vida. No se trata de ser el doctor Jekyl y Mr. Hyde, pero sí de encontrar el equilibrio, de ser conscientes de llevarnos lo bueno del deporte fuera de la pista y dejar en el terreno de juego lo que deba quedarse ahí.
No puedo negar que, en ocasiones, cuando vives en una estructura tan marcada por la disciplina y los horarios como es el deporte profesional (lo cual es positivo, porque te ayuda a llevar una rutina casi sin darte cuenta), cuando sales fuera puedes intentar romper un poco con eso y buscar la flexibilidad y la tranquilidad. Pero los valores de base, los realmente importantes (respeto, humildad, constancia…) siempre debemos tenerlos muy presentes, en cualquier ámbito.
La deportividad en la empresa
Esos valores, como todos podréis suponer, no benefician solo a las competiciones deportivas. Todos deberíamos jugar, trabajar y vivir con deportividad.
En el deporte, los comportamientos antideportivos son fáciles de detectar: una patada, un insulto. ¿Y en la empresa? ¿Qué actos merecerían una falta? Una actitud antideportiva en el ámbito profesional es aquella que no contribuye al buen funcionamiento de la empresa y al bienestar de sus trabajadores. Un ejemplo es faltar al respeto a tus compañeros de trabajo o incumplir los estándares y valores que tu empresa representa.
En el extremo opuesto, un ejemplo de comportamiento virtuoso tanto en el deporte como en la empresa es el respeto por la puntualidad. En el deporte profesional se hace mucho hincapié en eso. La impuntualidad es considerada una falta de respeto, un acto egoísta hacia tus compañeros. No faltan aquellos a quienes no les hacen ni pizca de gracia esas situaciones de tardanza, y la mayoría de ellos las penalizan de forma abierta.
Cuando te convoquen para una reunión o una llamada, recuerda que llegar puntual es una deferencia hacia la persona o personas con las que has asumido ese compromiso. El tiempo es nuestro bien más preciado y debemos tratarlo como tal, y no desde un punto de vista egoísta, sino respetando el de los demás.
Otro ejemplo de aplicación de un valor deportivo al entorno laboral es el de la comunicación clara, cercana y eficiente, algo que siempre abunda en los equipos unidos.
“Hacer la guerra” cada uno por su lado nunca es beneficioso para las empresas ni los equipos. Cuando notes que algo va mal, háblalo; no hay que mirar hacia otro lado y esperar que se solucione solo. Haz el intento de conectar con los miembros de tu equipo, interésate por ellos. Si te acercas a alguien para preguntarle cómo está o qué le preocupa, esa actitud que transmites es contagiosa y crea un sentimiento de unidad que os ayudará a resolver mejor las situaciones adversas que vendrán en el futuro. Además, es muy probable que, cuando tú tengas un problema, esa persona se sentirá con más comodidad y confianza para ayudarte. Si cuando un compañero o compañera pasa un momento complicado, cosa inevitable, eso te importa lo suficiente como para empatizar y preguntarle cómo está, tu equipo se estará fortaleciendo.
La creación de una cultura de respeto, comunicación y empatía es, a mi juicio, una característica clave en el éxito de los grandes equipos.
Si se te ocurre o te viene a la mente algún otro ejemplo de actitud deportiva o antideportiva en la empresa, te agradecería mucho que lo compartieras conmigo.
¡Hasta la próxima newsletter!
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According to the dictionary of the Spanish Royal Academy, the term “sportsmanship” means “behavior that conforms to the norms and respect common in sports.” I like this definition because it puts sports in the category of examples that should be followed. Naturally, there are people who engage in sports without paying attention to those noble values. But the mere existence of this word is a way of saying that, without them, we’re really not sportsmen even though we may have a physical or technical ability for its practice.
And what are those values without which nobody should be considered a sportsman? For me, some of the essential ones are consistency, discipline, respect, teamwork, competitiveness, the urge to excel, and knowing how to win and lose.
When playing, it’s essential that we all keep these values very much in mind. And when we’re not competing? I think that sport instills these habits in us and that we’re later able to apply to them to other aspects of life. Sport is a great teacher, and the people we run across (coaches, teammates…) are more important than we think for our future, although at the time we may not appreciate them as much as we should.
That’s one of the important pieces of advice that my good friend Santiago Álvarez de Mon emphasizes: “You just have to apply all those lessons and principles you learned for the rest of your life.”
Of course some things are better left on the court. For example, in professional sports you must show tremendous competitive spirit, with a high degree of confidence that you’re going to beat your rival… something that can sometimes seem to be arrogance. But off the court, when that’s no longer necessary, we shouldn’t be so competitive or want to be the winner in any situation, whether in a conversation with a friend, with our mate, or with someone at work. To win a decisive game, we may need a good bit of pride, but that can work against us if we apply it in other contexts. It’s not a case of Dr. Jekyl and Mr. Hyde, but of finding a balance, of taking with us off the court what’s best in sports and leaving behind what should be left on it.
I can’t deny that when you live under the strict discipline and schedules of professional sports –which is positive because it helps you carry out a routine almost without being aware of it– when you get the chance, you sometimes try to make a break with that and look for more flexibility and calm. But the core values that are really important (respect, humility, constancy…) should always be very much present, in any surroundings.
Company sportsmanship
Those values, as you might suppose, don’t benefit just sporting competitions. We should all play, work and live in a sportsmanlike way.
In sports, unsportsmanlike conduct is easy to detect: a kick, an insult. And what constitutes an offense in a company? Unsportsmanlike behavior in the professional sphere is one which does not contribute to the smooth functioning of the company and the wellbeing of its workers. Examples: disrespecting your co-workers or not meeting the standards and values that your company represents.
At the opposite extreme, an example of good behavior in both sports and work is respect for punctuality. In professional sports, this is considered very important. Being late is regarded as a lack of respect, and of selfishness, toward your teammates. Lots of people get irritated when tardiness occurs, and many of them penalize it accordingly.
When they schedule you for a meeting or a call, remember that being on time shows respect to the person or person with whom you have accepted that commitment. Time is our most precious resource and we should treat it as such: not from an egotistical point of view but by respecting other people’s time.
Another example of sporting values in the workplace is the promotion of clear, close and efficient communication, something that’s always present in close-knit teams.
Each person acting on their own is never beneficial for either companies or teams. When you see something that’s not right, say so. Don’t ignore it and hope it will get solved on its own. Try to connect with the members of your team, take an interest in them. If you ask someone how they are or what’s bothering them, your attitude is contagious and creates a sense of unity that will help you all resolve the tough situations that will come up in the future. Besides, it’s very probable that when you have a problem, that person will feel more comfortable and confident to help you. When a teammate or workmate is going through a rough patch, which is inevitable, and you find this important enough to ask that person how he or she is, your team will be strengthened.
In my opinion, creating a culture of respect, communication and empathy is essential for the success of good teams.
If you think of any other example of sportsmanship or unsporting behavior in the company, I’d be very grateful if you could share it with me.
Until the next newsletter!
Gasol Foundation
La Gasol Foundation trabaja para reducir la obesidad infantil a través de la promoción de cuatro hábitos saludables: el deporte y la actividad física, una alimentación saludable, las horas y la calidad del descanso y el bienestar emocional.
Desde la fundación creemos que el mejor tratamiento de la obesidad infantil es la prevención. Recientemente hemos publicado el estudio PASOS, primer estudio científico representativo en España que mide el nivel de actividad física y sedentarismo de los niños y niñas españoles de 8 a 16 años.
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