El Pecha Kucha en las clases de economía

¿Qué es Pecha Kucha? 

Si no has oído hablar del Pecha Kucha, ahora es el momento. Durante nuestras clases de economía de 4º de la E.S.O. estamos utilizándolo en el tema 7 "El dinero y sus formas". Nos parece un método infalible para realizar presentaciones eficaces. Los alumnos trabajan el tema, buscan en internet e intentan realizar una presentación original en la que durante 6 minutos y 40 segundos la audiencia escuche la historia que ellos, junto a los miembros de su grupo de trabajo, nos van a contar.
"El Pecha Kucha es un método infalible para presentaciones eficaces"
Las ideas más simples hacen las mejores soluciones. Los arquitectos Mark Dytham y Astrid Klein, lo tenían muy claro cuando se enfrentaron a un singular dilema en la promoción de su proyecto de networking:

¿Cómo reunirían a la mayor cantidad posible de jóvenes diseñadores en un espacio experimental, de modo que todos pudieran presentar su trabajo con éxito?


Esto fue en el año 2003, y desde entonces, este método se ha ido extendiendo por el mundo. La solución propuesta por Astrid y Mark fue tan sencilla como genial. Decidieron establecer una única norma que los asistentes tenían que respetar a rajatabla:
La presentación debía constar de 20 diapositivas, y el ponente tenía que dedicar exactamente 20 segundos a cada una.

VENTAJAS:

¡Imposible aburrirse! 6 minutos y 40 segundos por presentación.
Exposición dinámica
Compartir las ideas relevantes

La buena acogida del formato pronto llevó a la creación de las PechaKucha Nights, que ya se celebran en más de 700 ciudades de todo el mundo: PechaKucha Nights en el mundo.

El origen del término

Como ya habrás imaginado, el término viene del japonés: ペチャクチャ.
Pecha Kucha (que podemos ver escrito junto o separado), es una onomatopeya japonesa que se usa para referirse al sonido de una charla casual.
En apariencia, la fonética de Pecha-Kucha no es complicada para los hispanohablantes, pero dicen los entendidos que en realidad se pronuncia así: pet-shah coot-shah.

¿Cómo se hace? En 5 pasos

La norma es clara:
¡20 diapositivas de 20 segundos!
En mi caso, para convertir una presentación “convencional” en una Pecha Kucha, utilizo el siguiente sistema en 5 pasos:
  1. Definir la estructura básica: divido la materia en los apartados o capítulos habituales, pero asegurándome de que es un múltiplo de 20, por ejemplo 5.
  2. Dividir los apartados: divido 20 entre la cantidad de apartados que tengo, en este caso, 20/5=4.
  3. Desarrollar los conceptos: a continuación decido cuáles son los (en este caso 4) conceptos esenciales de cada apartado y a cada uno le asigno una diapositiva. Ya tengo 20 diapositivas, cada una con un concepto, dentro de un esquema lógico.
  4. Probar: por último, ¡a ensayar! Pruebo a desarrollar cada concepto en 20 segundos. Para los más complejos, hago un esfuerzo de síntesis y para los más simples, intento añadir algún “guiño” que me ayude a amenizar.
  5. Control de calidad: Como la presentación dura menos de 7 minutos, no es difícil encontrar un “voluntario” que haga de conejillo de indias y me escuche. A continuación le pido que haga un poco de crítica constructiva para ayudarme a “pulir” mi trabajo.

¿Por qué Pecha Kucha? ¡Guerra al mal ponente!

Las personas que han probado el formato 20×20, como también es conocido el Pecha Kucha, suelen comentar cosas como estas (que suscribo plenamente):
“Al contrario de lo que pueda parecer, te da más seguridad en tu exposición, porque no tienes tiempo de divagar ni de ponerte nervioso. Te centras en el formato y lo demás pasa a un segundo plano.”
“Preparando una presentación en formato PechaKucha se aprende, porque al poner en valor lo esencial, descartando lo superfluo, terminas por ver las cosas de otra manera.”
Organizar un evento ajustado a la Regla PechaKucha tiene grandes ventajas. Para enumerarlas todas, veamos cómo inciden sobre cada tipo de ponente:

El ponente perezoso

¿Alguna vez has invitado a alguien a dar una charla y te has dado cuenta de que no se la ha preparado y te está dejando en evidencia? A mí me ha pasado, y más de una vez. ¡Tierra, trágame! El ponente perezoso a veces se derrumba, pero en ocasiones saca pecho y lleva la improvisación a un terreno donde las cosas solo pueden… empeorar.
Por fin tenemos una forma de prevenir estas situaciones:
No puedes improvisar una presentación que no has preparado si es “obligatorio” hacerla en formato PechaKucha.

El ponente newbie

El formato PechaKucha es un punto de apoyo que ayuda a superar la prueba sin dificultad a los ponentes “con pocas tablas”, o a los que tienen problemas para hablar en público. Es ideal para los más jóvenes, sobre todo en espacios multitudinarios donde el miedo escénico puede llegar a resultar abrumador.

El ponente ladrillo

Gracias al formato de presentación PechaKucha, los ponentes “pesados” que aburren a la audiencia se convierten por arte de magia en dinámicos y chispeantes monologuistas.
Es lógico. No tienen problema para hablar en público, al contrario, les encanta, pero no ponen límites al circunloquio, ni a la disgresión, ni al reloj. La regla del 20×20 saca lo mejor de ellos, y les impide caer en sus vicios.

El ponente despistado

Hay ponentes que pueden aportar mucho valor, pero que fallan en su técnica de transmisión de conocimiento, porque no son buenos oradores, se despistan, se enredan, y terminan dejándose en el tintero lo mejor de su exposición. PechaKucha les ayuda a centrarse en lo esencial y, sobre todo, a exponerlo “cuando toca”.

El ponente monocorde

Hay ponentes que parece que no están ahí. Su espíritu ha salido de su cuerpo, y ante la audiencia han dejado una cáscara vacía que recita del tirón un discurso átono, plano, mecánico… un rollo, vamos.
El formato 20×20 obliga a realizar 20 saltos, 20 piruetas, que dan ritmo y énfasis a la presentación aunque el ponente se esfuerce por hacer todo lo contrario (bueno, hasta cierto punto al menos).

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