PIB
IPC, IVA, TIN… A fuerza de repetirlos, hay términos financieros que le suenan a la mayoría de la población. El PIB o Producto Interior Bruto es uno de ellos. Sin embargo, tener una idea de su significado dista mucho de saber realmente:
para qué se usa,
cómo funciona, o
cómo se calcula.
¿Qué es el PIB o Producto Interior Bruto?
El PIB es un indicador económico que se usa para medir la riqueza que genera un país en el plazo de un año, así como la evolución de su economía. Así, se dice que un país crece cuando su PIB aumenta de un año para otro. Por el contrario, se dice que está en recesión cuando este disminuye.
Su creador fue el premio Nobel de Economía Simon Kutznets, que incluyó el término junto con otros conceptos en un informe de los años 30 para la creación de las cuentas financieras de Estados Unidos.
El PIB mide la producción de bienes y servicios de un país a lo largo del año. Esto incluye objetos y mercancías tangibles como coches, casas, maquinaria o ropa, así como servicios, que pueden ser desde energía hasta sanidad pasando por telecomunicaciones.
Es importante destacar que sólo incluye los productos “interiores”, es decir, los fabricados dentro del país, sin importar en este caso la nacionalidad de la persona o de la empresa. De esta forma, un estadounidense que trabaje en España sumará al PIB español.
Cómo se calcula el PIB
El cálculo del Producto Interior Bruto de un país es bastante complejo. De hecho, existen tres metodologías diferentes para obtener este indicador.
Enfoque de ingresos
También conocido como método de las rentas, es la suma de lo que gana o ingresa el país. En concreto, suma tres elementos: la remuneración de los asalariados, el excedente bruto de explotación (EBE) y los impuestos menos las subvenciones.
La renta de los trabajadores es la suma de los salarios, cotizaciones de las empresas a la Seguridad Social y las compensaciones extrasalariales. Mientras, el EBE aúna interés, alquileres y beneficios de los inversores.
Esta sería la fórmula del enfoque de ingresos:
El enfoque de los gastos
El método del gasto para determinar el PIB de un país consiste en sumar todos los gastos finales de sus residentes y el resto de agentes económicos. Esto se hace mediante su demanda agregada.
En otras palabras, se suma el valor de todas las compras: el consumo de hogares e instituciones sin ánimo de lucro, la inversión de empresas y familias, el gasto en consumo final del sector público y las exportaciones netas, que es el resultado de restar el valor de las exportaciones menos las importaciones. Sirve para estudiar el impacto del consumo interno en la evolución económica de un país.
Esta sería su fórmula:
El enfoque del valor agregado
El método del valor agregado funciona de forma opuesta al enfoque de los gastos. Y es que con esta forma de calcular el PIB se suman las ventas de productos y servicios.
Para ajustar los datos, las ventas de productos se suman después de restar el valor de las materias primas y otros bienes intermedios que se usan para su fabricación, igual que hace un autónomo o una empresa al elaborar sus cuentas. Así se evita que se cuenten dos veces estos productos intermedios.
De esta forma, al valor de venta de un coche se restaría los materiales utilizados, como por ejemplo las ruedas, que no suele fabricarlos la misma marca. Por su parte, el fabricante de ruedas restará el coste del caucho y la electricidad. Si no lo hiciesen, las ruedas se sumarían dos veces al PIB. Así se obtiene el Valor Añadido Bruto o VAB.
Esta es la fórmula con el método del valor añadido:
Para qué sirve el PIB y para qué no
El PIB es un indicador muy útil, aunque no infalible. Como cualquier medida, tiene sus lagunas. La primera es que no engloba toda la economía de un país. En su cálculo quedan fuera las externalidades, la autoproducción o las ventas de segunda mano, entre otras cosas. Tampoco contabiliza la economía sumergida, que según cálculos de los Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) supone un 25% de la economía española.
Sin embargo, el gran déficit del PIB es que no es un buen indicador para medir el bienestar. Es muy fácil confundir PIB con calidad de vida, cuando se trata de dos medidas diferentes. Hasta su propio creador aseguró en 1932, ante el Congreso de Estados Unidos, que no era factible deducir el bienestar de una nación sólo con este dato.
Al equiparar el PIB al nivel de vida de un país o a su riqueza, se pueden cometer errores de bulto como pensar que España es más rica que Suiza porque su PIB es mayor.
Un simple vistazo al PIB por países según el Banco Mundial puede servir para hacernos una idea de por qué este indicador no es sinónimo de riqueza ni sirve para hacer una comparación directa entre países.
¿Y el PIB per cápita? ¿Podría ser una medida mejor del bienestar y riqueza del país?
Este es un indicador que surge de dividir el PIB total entre el número de habitantes. Aunque es mejor para comparar economías de países, también tiene sus limitaciones.
Su crecimiento suele desembocar en un aumento del bienestar y la calidad de vida, pero no tiene por qué ser así. El PIB no mide el nivel de desarrollo de un país, ni tiene en cuenta la calidad de su sistema educativo o de su sanidad, como tampoco las infraestructuras, entre otras cosas.
Que el PIB aumente es positivo porque indica la buena marcha de la economía y que normalmente habrá más ofertas de empleo y más oportunidades de prosperar. Pero para conocer el nivel de desarrollo de un país y su bienestar hay otros indicadores más adecuados:
- El Índice Gini. Es un indicador que sirve para medir la desigualdad de ingresos entre los habitantes de un país.
- El Índice de desarrollo humano (IDH). Es un indicador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que mide el nivel de desarrollo de cada país en función del nivel educativo, el PIB per cápita o la esperanza de vida, entre otras variables.
- Better Life Index. Es un indicador y herramienta interactiva de la OCDE que usa el PIB, oferta laboral, salarios, educación, niveles de seguridad y otros datos para establecer la calidad de vida en cada país.
Y no son los únicos, hay más estudios como el de Charles Jones y Peter Klenow o el de Richard Layard que ya plantean esta relación entre el bienestar de un país, la felicidad individual y el PIB per cápita.
PIB nominal y PIB real
Al hablar del PIB hay que diferenciar entre su valor nominal y su valor real. El PIB nominal es el valor a precio de mercado, mientras que el PIB real mide el valor a precios constantes.
En otras palabras, el PIB nominal suma el efecto de la inflación y el PIB real los elimina. Así es más fácil ver la evolución de la economía sin la distorsión de la inflación. El deflactor del PIB es quien recoge esta diferencia.
FUENTE: https://www.ennaranja.com/
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