Educación financiera
El covid-19 ha hecho temblar los cimientos de la economía, y para
reconstruirlos sobre una base más sólida se hace indispensable aprender a
gestionar nuestro dinero. De ello se encarga la educación financiera, gran
tapada del sistema educativo y que centró el último ‘webinar’ organizado por EL
PERIÓDICO DE ARAGÓN
El mundo de
las finanzas se ha presentado durante los últimos tiempos como intransigente,
ininteligible o, simplemente, imposible de abordar. Sin embargo, a menudo se
elude la evidencia de que a diario un individuo toma decisiones financieras en
su vida cotidiana. Lo hace al firmar una hipoteca, cuando pide un préstamo, o
más sencillo, pagando un producto con su tarjeta bancaria. Y es más, a menudo
estas decisiones se toman sin haber recibido ningún tipo de formación
financiera.
Por su presencia fundamental en el día a día, EL PERIÓDICO DE
ARAGÓN organizó el jueves 3 de diciembre un webinar dedicado a la educación financiera,
es decir, a la enseñanza de las nociones básicas de las finanzas. Participaron
en el debate mediante vía telemática Carlos Ocaña, director general de Funcas,
Javier Nieto, decano del Colegio de Economistas de Aragón, Carlos García,
docente de Economía en el IES Félix de Azara de Zaragoza, y Carmen Campos,
coordinadora de RSC y proyectos de educación de la Fundación Ibercaja.
LA ECONOMÍA POSCOVID
Cuando se habla de finanzas, lo primero que debe observarse es la
situación de los factores económicos que influyen en la sociedad. Una sociedad
cuya economía saltó por los aires con el frenazo provocado por la pandemia.
Carlos Ocaña explicó cuál es el contexto económico para los próximos
años: «El principal impacto que se ha sufrido es el parón de la actividad
económica. En paralelo a esto, los trabajadores también tienen menos actividad.
Los economistas lo resumimos diciendo que cae el PIB, pero esto se traduce en
que colectivos muy amplios han visto reducidos sus ingresos», afirmó.
«Creemos que el inicio de 2021 va a ser relativamente malo, con
dificultades por la pandemia. Parece claro que la vacunación empezará pronto.
No será necesario mantener la economía cerrada, y en el segundo trimestre habrá
un repunte. Por otro lado, el motor de la reactivación es el consumo. Cuando
los ciudadanos perdamos el miedo tanto a la parte sanitaria como al futuro
económico, el sobreahorro producido desde el mes de febrero se transformará en
consumo», concluyó Ocaña el análisis.
En este contexto, la gestión del ahorro se ha convertido en algo
primordial para la educación financiera. Javier Nieto, decano del Colegio de
Economistas de Aragón, subrayó que el ahorro es una variable más del mundo
económico: «Los economistas nos encontramos con muchos actores. No es lo mismo
hablar de ahorro para una persona, para una familia, para las empresas, para el
Estado… No hay respuesta para la pregunta de si el ahorro es bueno o malo,
porque existen multitud de variables». Por ello, Nieto incide en la toma de
decisiones financieras con responsabilidad: «Se debe decidir con buena
información, adoptar decisiones bien correlacionadas con nuestro entorno y
objetivos, en libertad». «Y es más», añade Nieto, «es muy importante introducir
y diferenciar conceptos como ahorro coyuntural, ahorro estructural, ahorro
interiorizado, dónde invertir, para qué sirve invertir…».
CARENCIAS EN LA EDUCACIÓN
Precisamente, por esto, la formación académica se vuelve esencial.
Pero en España, enseñar las nociones básicas de las finanzas no parece algo
primordial. Carmen Campos, coordinadora de RSC y proyectos de educación de la
Fundación Ibercaja, afirmó que detectan «carencias de forma permanente».
«Cuanta más información tienen los individuos, más capacidad de decisión y de
reconducción de la vida para no estar dirigido por decisiones externas. El
conocimiento financiero eleva el nivel de la sociedad al ser los ciudadanos más
críticos y bien informados», explicó Campos. «Tenemos la preocupación de que
esta cultura financiera debería ser trabajada desde pequeños y no solo en la
familia, sino también en la escuela. Los hábitos se empiezan a trabajar desde
niños, por lo que las decisiones serían mucho más espontáneas y no habría que
aprenderlas de mayor, quizás con algún disgusto», afirmó Campos.
Las carencias de no reconsiderar la importancia de la educación
financiera las conoce de primera mano Carlos García, profesor de Economía en el
IES Félix de Azara: «Cuando queremos poner en valor la educación financiera hay
que plantearse cómo llegan estos conocimientos a los jóvenes y a la sociedad.
Difícilmente se puede poner en valor algo que buena parte de la sociedad
desconoce. Y se desconoce porque no se enseña en el sistema educativo». Y
añadió: «En estos momentos, la educación financiera de los jóvenes está relegada
a unos bloques temáticos de algunas asignaturas con carácter optativo. Así, el
alumno se ve obligado a elegir entre estas materias o disciplinas científicas,
porque el sistema las plantea como incompatibles. La realidad demuestra que
muchos jóvenes terminan sus estudios de Secundaria o Bachillerato sin haber
tenido jamás formación financiera básica».
Javier Nieto, decano del Colegio de Economistas, incidió sobre
cómo esta educación es fundamental para el bienestar económico: «Serán muy
importantes todos los esfuerzos que la sociedad haga para incrementar el nivel
de cultura financiera de las personas. Cuando un Estado tiene que ser
intervenido pierde su libertad; si una empresa va a concurso o una persona
llega a una situación no deseada por temas económicos o financieros, pierden su
libertad. Creo que es lo peor que te puede pasar en tu vida económica».
Carlos Ocaña, por su parte, se preguntó el porqué de que el
sistema educativo «no se responsabilice de algo tan importante como el manejo
de nuestro dinero». «No hace falta ser expertos en finanzas, pero sí tener una
mínima idea de riesgo, de las consecuencias de aceptar un préstamo, de hacer
una inversión... Las encuestas reflejan un déficit en el entendimiento
básico de los productos financieros».
UNA ENSEÑANZA MARGINAL
A las encuestas y a la posición del sistema educativo español en
ellas se refirió Carlos García, docente del IES Félix de Azara: «Cuando esto se
evalúa con encuestas o informes internacionales, el resultado en el que queda
España está bastante por debajo de la media de los países de la OCDE. Pero ya
no es tanto la posición que ocupa, sino las causas que suscitan esa posición.
Los mejores resultados en esos informes los obtienen los jóvenes que están
‘bancarizados’, es decir, los que tienen tarjetas bancarias, cuentas
corrientes… Muestran mayor interés por los contenidos financieros, pero
reconocen que la formación la reciben de sus progenitores o en sus hogares.
Evidentemente, aquellos jóvenes que proceden de situaciones sociales más desfavorables
son los que obtienen peores resultados en competencia financiera. Si queremos
que estos jóvenes con dificultades mejoren sus competencias, parece necesario
que sea el sistema educativo el que compense esta falta de formación a través
de contenidos curriculares».
Una idea que apoyó Carmen Campos, de la Fundación Ibercaja cuando
fundamentó cuáles deberían ser los principios de la educación financiera:
generalidad, para que llegue desde niños hasta a ancianos; alianzas y
coordinación con los expertos; programas con vocación de continuidad para
acompañar a los colectivos en sus intereses; atender a los colectivos
desprotegidos; y medir y evaluar los parámetros que deberían ser prioritarios
en los programas de educación financiera. Además, Campos reconoció el valor de
esta enseñanza más allá de los términos económicos: «A veces, cuando hablamos
de educación financiera, parece que vamos a explicar conceptos muy elevados,
elementos financieros a alto nivel. Pero la educación financiera es educación
para la vida. No está contemplada por los programas educativos y muchas veces,
ya como adultos, no trabajamos por formarnos en estos temas».
Sin embargo, no parece que el problema resida en la falta de
interés de los alumnos o jóvenes. Javier Nieto relató cómo numerosos
universitarios se habían apuntado de manera voluntaria a un curso de diez horas
sobre gestión financiera: «Los universitarios que nos encontramos en el plan de
educación financiera reclaman estas enseñanzas». Y añadió: «En la etapa
universitaria, cualquier grado debería tener una asignatura de gestión
económica orientada a sus estudios, incluso veterinaria o filosofía, aplicado a
los campos en los que puede ser útil».
REFLEXIÓN PARA EL CAMBIO
Carlos Ocaña se mostró claro: «es fundamental institucionalizar la
formación, nada puede sustituir al sistema educativo». «Aprendemos a leer, a
escribir, las materias esenciales… Esta es la forma de que la educación
financiera se normalice y llegue a toda la población. Y la forma de que esto
llegue a todos es a través de los educadores. Si los emprendedores supieran que
les va mejor cuando saben de finanzas a lo mejor invertirían algo de tiempo en
aprender sobre inversiones. Las nuevas empresas tienen una tasa de
supervivencia más elevada si los que las ponen en marcha tienen esas nociones
básicas», explicó el director general de Funcas. «Estamos empeñados en mejorar
la educación financiera de los españoles, y la mejor forma de hacerlo es
capilarmente: intentando llegar a los distintos colectivos que tienen
necesidades financieras muy distintas.», remató Ocaña.
Por su parte, Carmen Campos, de la Fundación Ibercaja, se
manifestó a favor de «perder el miedo a hablar de dinero». «Cuando
empezamos con una hipoteca, parece que todo el mundo sabe analizar el TAE o el
Euríbor. Pero es normal no entenderlo, y hay que preguntar. Las instituciones
financieras están obligadas a facilitar toda la información posible y a
garantizar que los clientes han entendido lo que se les está explicando. Como
usuarios tenemos la obligación moral de buscar información. Cuando los
niños aprenden a montar en bici les ponemos casco, pero cuando se lanzan a
hacer movimientos financieros o a hacer su primer contrato bancario los lanzamos
al aire sin preguntar», concluyó Campos.
Desde la primera línea, la visión del docente Carlos García pasa
por que el sistema educativo «persiga la calidad y la equidad». «Tiene que
intentar que todos los jóvenes puedan tener alcance a la cultura y a la educación
financieras, y que estas sean herramientas para lograr el progreso y la
cohesión social. Parece que la respuesta es sencilla: que los legisladores se
convenzan de que la educación financiera es imprescindible», sentenció desde el
IES Félix de Azara.
Por último, Javier Nieto concluyó que «las actuaciones promovidas
a todos los agentes sociales que generan conocimiento e información general
sobre el mundo financiero son necesarias y deseables». «Si no se tiene
información y conocimiento del producto no se puede tomar una decisión. Pasa a
todos los niveles, y no solo a consumidores y particulares que no entienden.
También hay empresarios que no comprenden los productos financieros que
contratan. Para ser libre tomando decisiones financieras lo primero es saber
qué vas a contratar y a suscribir», finalizó.
La educación financiera es una de las grandes desaparecidas del
sistema educativo. Entre las conclusiones de este debate a cuatro entre
expertos de la materia salta a la vista que los legisladores no han tomado en
serio la importancia de formar a los ciudadanos en las decisiones que afectan
en su día a día. Además, como subrayó el docente Carlos García en algún punto
del coloquio, la nueva ley educativa tampoco contempla una mayor relevancia
para esta enseñanza, considerada esencial por los cuatro ponentes que
acompañaron a Ricardo Barceló, moderador del webinar y jefe de sección de EL
PERIÓDICO, en este encuentro.
Fuente: https://www.elperiodicodearagon.com/
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