¿Cómo afecta el encarecimiento del petróleo a la economía?
Fuente: elperiodico.com
El petróleo sigue siendo muy importante para las economías de los países industrializados y para los emergentes. A pesar del peso ganado por las energías renovables, las que se producen a partir del viento, el sol o el agua, el crudo sigue siendo una variable fundamental.
Para las economías en vías de desarrollo y emergentes aún afecta más que para las más avanzadas porque su intensidad energética es mayor, es decir, emplean más unidades de energía por cada 1.000 dólares de producto interior bruto (PIB). En todo caso, en un país como España, donde sigue suponiendo una buena parte de la factura de importaciones, es fundamental porque el encarecimiento o abaratamiento del petróleo dispara o reduce de forma significativa los pagos que el país tiene que hacer al exterior, ya que apenas produce fuentes energéticas autóctonas al margen de las renovables.
Como materia prima, el crudo afecta a los precios de venta de los combustibles, las gasolinas y los gasóleos, si bien el componenente de mayor importancia son los impuestos. Otra variable destacada son las cotizaciones de los productos derivados en mercados mayoristas, en las que también afectan los precios de refino del crudo.
Precios de venta
En pleno puente del pasado 1 de mayo, los precios de venta de los carburantes ya alcanzaron máximos. Todo ello contribuye al incremento de la inflación, es decir, el índice general de precios que, finalmente, en el caso de dispararse en exceso, acaba provocando subidas de los tipos de interés, es decir, del precio del dinero.
En todo caso eso es algo que sucede si afecta al conjunto de la zona euro, que es la perspectiva que tiene el Banco Central Europeo (BCE). Si complica los costes solo de unos países, pero no del conjunto; les hace perder competitividad en sus exportaciones, es decir, las encarece; y han de ajustar sus costes por otras vías, como, por ejemplo, los salarios.
En las bolsas, estas alzas suelen beneficar a las petroleras, que son las que producen el crudo, lo refinan y lo venden como productos derivados; y castiga las cotizaciones de las empresas en las que estos productos son uno de sus mayores costes, como es el caso de las aerolíneas. Los otros beneficiarios son los países productores.
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