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LA TRAGEDIA DE LOS COMUNES. CORONAVIRUS 8


Coronavirus y una oportunidad para pensar en modelos de gestión colaborativos

Cualquier sistema es susceptible de colapsar ante una corrida masiva (respuesta repentina, en una única dirección, y mantenida durante un período de tiempo) de los actores que conforman ese sistema. Un ejemplo bien gráfico son las “retiradas bancarias” para retirar los depósitos de las cajas de ahorro, no hay sistema bancario que lo resista si la conducta de los actores persiste en tiempo e intensidad. Y este es uno de los temas que está en juego con el Coronavirus: el colpaso del sistema de salud. La coordinación y las actitudes de colaboración resultan fundamentales para evitar el colapso del sistema, y la actitud individualista es la que se debe mitigar.
Existe un ensayo que explica porqué un sistema puede colapsar, llevando por ejemplo a situaciones de degradación ambiental y/o empobrecimiento social (disminución del capital social): La Tragedia de los Comunes de Garrett Hardin publicada en el año 1968. Lejos de que los colapsos se traten de una conducta autodestructiva del ser humano (difícil es pensar que una sociedad se puso de acuerdo para morir en forma coordinada), Garrett explica que los colapsos suelen ocurrir en situaciones simultáneas de falta de coordinación sobre la gestión de recursos comunes o compartidos, una alta recompensa a la conducta individual, y en el contexto de situaciones en donde el Ser Humano tiene limitaciones para observar y comprender más allá de su entorno más cercano. 


Garrett aclara que estamos muy tentados a tomar decisiones basadas en nuestro incentivo individual (actitud egoísta), sin poder comprender/percibir que la sumatoria de estas decisiones individuales (por más premio que tengan) puede llevarnos a que todos perdamos en forma colectiva y al final de todo en forma individual. Dicho en otras palabras y con un ejemplo… frente a la inmensidad del océano (el recurso común) la contaminación del agua con una botella de plástico por parte de una sola persona es de tan bajo impacto que hay pocos o nulos reparos en tirar esa botella por parte de esa persona. Pero este incentivo (el bajo impacto de la contaminación individual) es igual para todas las personas por lo que todos hacen lo mismo generando un problema de contaminación generalizado de alto impacto en el mar  (la suma de las contaminaciones individuales). Esta actitud colectiva, basada en la búsqueda de premios individuales, termina afectando negativamente a todos y también a nivel individual. En la gestión de recursos pesqueros podemos encontrar más ejemplos, y el Cambio Climático es el ejemplo más de moda en donde se afectó un recurso común (la atmósfera) a causa de la sumatoria de decisiones individuales y descoordinadas.
El siguiente artículo de Washington Post explica el concepto de “aplanar la curva” a efectos de disminuir la velocidad y crecimiento del Coronavirus, y así mitigar la posibilidad de colapso del sistema de salud y evitar escenarios más trágicos.
Los distintos gráficos que se observan en el artículo muestran los escenarios de cómo podrían impactar diferentes medidas de cuarentena y distanciamiento de los afectados (y potenciales afectados) por el virus, en comparación a no hacer nada. Pero de acuerdo a lo que dice Garrett en La tragedia de los comunes, los escenarios para “aplanar la curva” que plantea Washington Post no podrían ocurrir si no existiera una coordinación por parte de “alguien” para la gestión del recurso común, que en este caso sería: proteger el sistema de salud para el bien de todos. Sin coordinación, es muy difícil pensar que todos los afectados actúen en forma individual pensando en el impacto sobre todo el sistema. La tentación de continuar la rutina diaria frente al costo del aburrimiento por quedarse aislado (y costo económico de parar la actividad), en un escenario en donde individualmente no se visualice el funcionamiento del sistema de salud, hacen que el premio individual por continuar en actividad sea percibido superior a su costo, pudiendo llevarnos esta situación a una pérdida colectiva y luego individual. Los problemas de desabastecimiento de mercadería en estos contextos de crisis podría ser otro ejemplo.
La Tragedia de los Comunes y la crisis del Coronavirus es una oportunidad (entre tantas que nos da la vida) para que pensemos en nuevos modelos de gestión colaborativa que nos lleven a un desarrollo sostenible. A raíz del Coronavirus, muchos de los modelos de gestión corporativos que mantienen políticas alineadas a los contextos de negocios del pasado siglo XX están experimentando impactos negativos significativos por no haber, por ejemplo, desarrollado políticas de home office que contribuyan a un mayor equilibrio entre la vida personal y laboral. En estos casos, lo que están teniendo con este tipo de políticas es un incremento del riesgo del negocio basado en una menor resiliencia (menor capacidad de adaptación a situaciones extremas), sobre todo si se compara con aquellas organizaciones están mejor alineadas a los modelos de gestión basados en el Desarrollo Sostenible y Responsabilidad Social, es decir, modelos de gestión con características más colaborativas.
Autor: Nicolás A. Jerkovic (Socio IIA Argentina: www.iaia.org.ar)

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