Milton Friedman y la política monetaria

Friedman creía en los mercados libres y desconfiaba del estado.
Friedman luchó por la libertad de elegir.2 Pensaba que la propiedad privada es la base del intercambio, la justicia y el progreso en la sociedad. Defendía el laissez faire capitalista y creía en la mano invisible de Adam Smith, en el sentido de que acciones individuales, aun cuando pueden ser egoístas, maximizan tanto el bienestar individual como el de la sociedad.3 Fue crítico de Marx y de las doctrinas marxistas de la explotación, así como de las nociones anti-capitalistas.4 Defendió el libre comercio, la política de libre-inmigración y la globalización. Luchó por la eliminación de barreras que impiden en ciertos países el ingreso de bienes y servicios, capitales y personas. Se opuso a los controles de cambio, a los controles sobre precios, rentas y salarios, incluyendo el salario mínimo. Creía en limitar al gobierno y en tal sentido propuso la privatización, la desregulación y la desnacionalización. Se opuso al Estado de Bienestar y a los privilegios especiales. Rechazó la planificación central socialista y todas las formas de totalitarismo. Reconoció que cierta desigualdad entre los habitantes del pueblo es inevitable, pero sabía que los principios de la economía de mercado podían terminar con la pobreza. Defendió la igualdad ante la ley, para el rico y para el pobre. Refutó al keynesianismo y explicó los errores de aquellos marxistas que piensan que el capitalismo es inherentemente inestable y que requiere del gobierno para estabilizar la economía. Se opuso al déficit fiscal, a los impuestos progresivos y al Estado de Bienestar y defendió las alternativas del mercado libre sobre la educación y la salud.5 Pero sobre todo, Friedman fue —tanto por sus trabajos teóricos, como empíricos— el mayor enemigo de la inflación, a la que definía como “un impuesto sin legislación”.
Friedman es considerado el fundador del monetarismo moderno.

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